Trampas de Onlyfans y Justfor.fans escondidas tras el dinero

Sexualidad

Trampas de Onlyfans y Justfor.fans escondidas tras el dinero

Sólo Onlyfans tiene sesenta millones de usuarios y 750 mil creadores de contenido. Cifras que nos dan una idea del impacto económico y social que tiene este tipo de redes. Es hora de valorar sus riesgos

La regla que parece regir las redes sociales dictamina que todo es visible, todo se monetiza. Esta exposición y monetización de la vida privada hace pensar que si tienes muchos seguidores, entonces vales mucho o tienes éxito, lo cual definitivamente no es cierto. El peligro del «tanto vendes, tanto vales» es que mercantilice las vidas humanas y atente contra la integridad del individuo.

Pero ¿cómo puede el éxito atentar contra uno mismo? Paradójicamente, el atractivo social que tiene ser un modelo o un actor porno famoso, viene acompañado de un correlato: las consecuencias que arrastra verse reducido a un producto.  

No existe tal emancipación, solo están a sirviendo a jefes distintos. Onlyfans es su nuevo amo y se llevará el 20% de todo lo recaudado «por la cara», mientras que el público es su nuevo jefe

Aunque algunos performers aseguren que todo lo que está a la venta queda bajo su absoluto control, existen evidencias que nos permiten dudar de que sea así. Muchas actrices del porn system aseguran que Onlyfans les ha permitido emanciparse de los grandes del porno y hacer su propio negocio. En lugar de prostitución, hablan de empoderamiento, independencia y libertad. Los hechos parecen probar que no existe tal emancipación, solo están a sirviendo a jefes distintos. Onlyfans es su nuevo amo y se llevará el 20% de todo lo recaudado «por la cara», mientras que el público es su nuevo jefe. Un nuevo jefe que puede ser implacable escudado bajo el anonimato y la virtualidad.

Cuando los performers hablan de que ellos son quienes hacen miles de euros y quienes deciden, ¿no pecan de ingenuos? Quien hace dinero es quien acumula y vende los datos de los internautas o quien capitaliza los algoritmos. Quien decide y gana una fortuna es el equipo de Onlyfans. Si mañana echaran la persiana, te quedarías en la calle y sin fans.  

Riesgos a corto plazo: la cultura del dinero rápido  

Cobrar dinero no es igual a trabajar. Grabar un vídeo con tu pareja y colgarlo en una plataforma de pago no transforma automáticamente lo que estás haciendo en un «trabajo».

Sin embargo, la cultura del dinero rápido y la falacia de «voy a ser mi propio jefe» resulta atractiva para miles de jóvenes que se aventuran a redes como Justfor.fans.

Consideremos las posibles consecuencias a corto plazo de iniciar ese camino. En primer lugar, la precarización más obvia surge de tener que mostrarse eternamente excitado/a. Y, dado que muchos vídeos no se hacen en solitario, requerir un acceso constante a «carne fresca», algo que, aun cuando pase la pandemia, implica una exposición a riesgos obvios.

En segundo lugar, las dinámicas propias del mercado instan a seguir las exigencias de contenido y frecuencia con las que productos similares se lanzan al público. El perfil más activo es el que se lleva más beneficios, pero únicamente si se orienta a la demanda. 

En tercer lugar, contemplemos los extras inevitables: para mantener una erección, un estado de excitación/desinhibición o para atraer a nuevos usuarios, es frecuente hacer uso de sustancias, pero ¿durante cuánto tiempo y a qué coste? 

Riesgos a largo plazo: hablándote directamente a la cara sobre tu futuro 

Publicitar las ganancias como dádivas que has recibido por tu cara bonita es parte de esta cultura del dinero rápido y contrarresta con la cultura del esfuerzo. Siguiendo su dictamen, podrías llegar a pensar: ¿quién puede ser tan idiota cómo trabajar 40 horas semanales por un dinero que puede conseguir teniendo sexo durante una hora tras una cámara? La glorificación de la prostitución no se suele acompañar de un análisis realista de lo que ocurre tras bambalinas ni tampoco suele ahondar en las consecuencias a largo tiempo de prostituirse.  

Una de las consecuencias posibles más complicadas es que quienes entran en el circuito del dinero rápido acaban desvirtuando lo que es trabajar. De modo que cuando ya no puedan ofertar su cuerpo como producto y tengan que volver a las 40 horas semanales, encontrarán muy difícil la reinserción al mercado laboral no sexual.  

Por el mismo motivo, por el que creen que su compañía vale oro, monetizar cada encuentro desvirtúa el sexo y hasta el tiempo compartido. Creer que una hora contigo vale cifras de tres dígitos, puede distorsionar gravemente tu percepción. El riesgo es que todos los encuentros que no sean de pago los veas como favores que le haces a la humanidad por tu compañía.    

Cosificación, deshumanización y brutalidad 

Por más activa que sea tu vida sexual, frente a la cámara las cosas son intrínsecamente distintas. En el sexo solemos cosificar al otro: un «pollón», un «culazo», «pedazo de tetas», un «chocho». Sin entrar en polémicas, ese reduccionismo puede llegar a ser habitual y su vinculación y dedicación hacia una zona erótica concreta puede funcionar bien para ambas partes, especialmente cuando la relación resulta placentera.

Sin embargo, en Just for.fans las cosas suelen ser muy distintas. Se tiene sexo mirando a la cámara, aunque sea por el rabillo del ojo. La otra persona no es el destinatario, es más, se cosifica e instrumentaliza al otro de tal manera, que puede importar poco o nada qué placer obtiene de ello. Lo que se busca es que el producto sea comercializable y resulte redituable para la cuenta del performer.  

En esa instrumentalización, el otro puede quedar reducido a ser un consolador o un fleshlight. Si en pleno acto sexual tiene una fisura anal y eso atrae a más espectadores, tanto mejor. La instrumentalización tiene ese riesgo, deshumaniza. Y de ahí a la brutalidad puede haber un paso.  

Si en algún momento de la performance ya no importa lo que el otro siente, piensa o hace, sino que lo único importante es lo que aparenta hacer, entonces el proceso de deshumanización ha comenzado.  

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